La industria de la salud mental infantil es un sistema que pone el beneficio financiero por encima de las vidas de los niños, aprovechándose de padres confiados y de los niños desfavorecidos, como los cubiertos por el Medicaid (cobertura de salud estatal y federal para las familias de menores ingresos y las personas con discapacidades). Esta llena de abuso, pero esta industria enormemente rentable rara vez es hecha responsable de su abuso desenfrenado de los más vulnerables – nuestros niños.
Es una industria que se aprovecha del sistema de Foster Care para obtener grandes ganancias, donde los niños tienen cuatro veces más probabilidades de recibir fármacos psicotrópicos que alteran la mente que los niños que no son parte del sistema, y es mucho más probable que se le prescriban cócteles de estos fármacos.
Es una industria que electrocuta a los niños, incluyendo a bebés, utilizando fondos estatales para familias bajos ingresos (Medicaid).
Es una empresa enmascarada como atención médica, que vende a padres y legisladores la idea de que ayuda a los niños con problemas. Sin embargo, esta ayuda es más a menudo simplemente encarcelar a los niños en correccionales o instalaciones psiquiátricas, donde el tratamiento consiste en cócteles de fármacos psiquiátricos, degradación, confinamiento solitario y procedimientos brutales de restricción que han matado a los niños. Y todo esto se hace bajo el disfraz de ayudar a los niños.
El abuso no se limita a una cadena de instalaciones psiquiátricas o un modo de "tratamiento" psiquiátrico o de comportamiento. El abuso, que prolifera la industria de la salud mental infantil, es sistemático, pero desconocida para la mayoría de la sociedad.
Por ejemplo: la información obtenida a través de la Ley de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en ingles) revela que 19 estados están administrando actualmente el electrochoque a los niños, de loas cuales, 7 lo administran a niños de 0 a 5 años de edad. Todos estos son niños que están recibiendo descargas eléctricas, mientras que los psiquiatras y compañías facturan a Medicaid por su "tratamiento".
Otro ejemplo: a solo un mes de que el mundo fue testigo de la trágica muerte de George Floyd, incapaz de respirar, ya que estaba físicamente restringido y sostenido al suelo, Cornelius Frederick, de 16 años, un afroamericano, fue restringido físicamente en una de las instalaciones de Sequel Youth & Family Services’ en Michigan, y también gritó: "¡No puedo respirar!" Antes de desmayarse. Treinta horas después, el 1 de mayo de 2020, estaba muerto. Cornelius había entrado en un paro cardíaco mientras estaba restringido por el personal de Lakeside Academy, una instalación psiquiátrica residencial que trataba a niños de Foster Care y otros niños con problemas de comportamiento. Un testigo de la restricción de Cornelio dijo: "[E]ste niño arrojó un sándwich. Estaba siendo rebelde y no podían controlarlo. Entonces, cuatro chicos ... de el tamaño de jugadores de rugby lo sometieron".
Cornelius no está solo; innumerables niños han sufrido y muerto después de ser sometidos a restricciones brutales dentro de estas instalaciones psiquiátricas y centros de tratamiento del comportamiento.
Esto no es atención médica. Este es el abuso infantil. Y es solo la punta del iceberg.
Por lo tanto, utilice la información presentada aquí. Hasta suficientes personas se dan cuenta del abuso de la industria de la salud mental infantil y adolescente, y se armen con los hechos para proteger no solo a sus propios hijos, sino que abogar por aquellos que no tienen voz, estos abusos continuarán. Los ganancias seguirán llegando, los padres sufrirán y los niños serán abusados.
Esta es la lucha para los niños.
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No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad, que la forma en la que trata a sus niños.